28 de marzo de 2018

Que cómo estoy



El dolor no desaparece
No desaparece nunca, vives con él y ya está. Se hace crónico y se torna soportable, por lo menos la mayoría de las veces,algunos días, otros no tanto. Pero no, no desaparece.
La gente cree que sí, que simplemente es cuestión de tiempo y que al final se te pasará, que será como si nada hubiera pasado, como si no hubieras tenido una beta negativa, o cuatro, o cinco, como si tener hijos o no, fuera lo mismo para tí.

De este modo he pasado por diferentes etapas

Aislamiento

Esta ha sido la primera, comencé el duelo por este negativo aislándome de todo y de todos, no quería saber nada de nadie excepto de mi esposo, claro está. Mucho cama y sillón, sin ganas de nada, y la vez mucha distracción también. Me había hecho un plan para pasar una betaespera más amena y menos horrorosa, de modo que después del negativo seguí con él. Hacía algunas cosas como organizar y ordenar cosas en casa, o salir a caminar, aunque he de confesar que algunos días al momento de salir a veces me tenía que regresar, pues la angustia era demasiado fuerte , y a menudo a penas podía dar dos pasos, pero lo intentaba. Desde la primera semana intentaba estar bien y esforzarme por no derrumbarme, hasta mi chico me decía, no pasa nada tómatelo con calma es muy pronto es normal que estés así, y era verdad, debía dejar fluir un poco la pena y ya se marcharía, eso pensaba al principio.

Tiempo para mi

Cuando ya habían pasado una o dos semana, ya todo el mundo querría que volviera, no le contamos a nadie lo que me pasaba, pero sí que me encontraba pasando unos duros momentos y que necesitaba tiempo para reponerme. Pero no paraba el whatsap ni el teléfono, gente que quería visitarme, o que nos viéramos, que les contara como estaba o más bien contarme como estaban ellos, y más cosas: Que volviera al trabajo en la iglesia, o al voluntariado, o al trabajo remunerado que realizo por cuenta propia, a mi vida normal con mis actividades normales,y a reunirme o a quedar con mi madre y amigas. Todos querían que volviera ya, pero yo no me sentía preparada, todavía no, es demasiado pronto pensaba. De hecho  me di cuenta de que ya no querría volver, a la rutina, al trabajo en mil y un áreas ya sea remunerado o no, porque siempre estaba haciendo cosas, para sentirme  útil, para aportar a la sociedad, o para ayudar, para hacer felices a los demás. Pero ya no me interesaba nada de lo que hacía, necesitaba tiempo para redescubrirme, para ser verdaderamente feliz en aquello que hacía, ya la infertilidad es muy dura, para además no ser feliz en otras áreas de tu vida. Querría pensar en mí y en nadie más, ser egoísta por una vez con los demás en vez de conmigo misma, negarme a los demás en vez de a mí, lo entendieran o no, y eso me llevó a la siguiente fase


Necesitar oír - ¿Que necesitas?

La fase en la que me di cuenta de cuan egoísta era el mundo que me rodeaba, al querer solo que volviera, que volviera a todo, nada más que con intereses personales, no por mí, si no por  y para ellos. Porque cuando explicábamos que ahora no me sentía con fuerzas de trabajar en una dieta, o dar clases en la escuela dominical, parecerían no entender, y en vez de responder, ¿Que necesitas?, nos encontrábamos con un, pero te necesito, cuando me lo decían a mí directamente, o la necesito, cuando se lo decían a mi esposo . Me dolió de verás, y del dolor pasaba al agobio a la indignación. Comencé a gritar entonces a los cuatro vientos que el mundo me parecía muy egoísta, que ahora  no estaba para dar, si no para recibir, lo que necesitaba es que me preguntaran que que necesito, y que lo hicieran de corazón, queriendo de verdad satisfacer esta necesidad. Al final la respuesta es muy sencilla. Necesito tiempo, necesito espacio, y si no comprensión, al menos si  respeto.



7 de marzo de 2018

La transferencia embrionaria Parte III

 Sucedió un 10 de Febrero

Tengo que decir que el equipo médico de la clínica está compuesto por un doctor y una doctora (yo creo que son pareja, cotilleo por cierto que no viene a cuento pero ya lo he lanzado ; )) la doctora vamos a decir que... no me cae muy bien, porque es bastante fría y distante, yo diría que hasta desconfiada y hasta Davi ha captado las sonrisas forzadas que nos suelta. Le incomoda mucho que le haga preguntas y me las contesta con evasivas y de mal humor, lo que me hace recordar y trasladarme a 2010 en el materno infantil donde gran parte del equipo médico era de esta guisa (me encantaría que algún médico me explicara porqué esto es así, porqué esta frialdad que en nada nos ayuda a los que pasamos por esto). Afortunadamente la otra mitad del equipo médico de la clínica, el doctor, es totalmente diferente, más amable, más condescendiente,con una calidad más humana y compasiva, y más dispuesto a resolver mis dudas, pero él no estaba. Le tocaba guardia a la doctora, y me tuve que conformar. Aunque he de decir que contrario a todo pronostico, la verdad es que la doctora estaba de muy buen humor, y fue muy maja conmigo. Y es que creo que,  que halla transferencia embrionaria es un triunfo  en toda regla,  aunque este sea temporal, temporalmente ha triunfado la vida y eso hay que celebrarlo, estaban todas muy contentas, y yo con ellas.
      Por lo demás ya conocéis el proceso, y para las que no, os lo resumo: pues me subo el potro (yo lo llamo así, no me preguntéis porqué, porque no lo sé) me despatarro, una pata para cada lado, la auxiliar me pone el líquido de las ecografías un poco más abajo de la tripa y presiona con la cámara del ecógrafo en la zona en la que ha puesto el líquido, tienes que ir con la vejiga medio llena así que es un tanto incomodo, aunque soportable. La ginecóloga hace uso del espéculo y de más útiles necesarios para la transferencia, y al ratito llega la bióloga que se ha enfundado en su ropa de laboratorio con máscara y gorro, trayendo consigo a mis embrioncitos en una cánula. La doctora comienza a realizar la transferencia, y yo que con  el  espéculo por un lado y ecógrafo por otro me siento físicamente muy incómida y molesta, cierro los ojos  un segundo tratando de encontrar un poco de alivio a tanta incomodes, y... casi me lo pierdo.Pero los abro justo a tiempo, y los veo... en el monitor que hay frente a mí, se dibuja una línea de color blanco en medio de la oscuridad, son ellos por fin "ojalá vengan a quedarse" pienso. luego sale la bióloga de la sala a  a comprobar que los embriones no se han quedado en el tubo, y avisa en la distancia a la doctora que todo está ok. Ella saca el espéculo me pone dos óvulos de progesterona y me dice que esos no cuentan y que en casa me pongo los del medio día como siempre, sale y se queda la auxiliar limpiándome el líquido de la ecografía, convierte el potro en camilla, y nos deja a solas a mí y a mí madre. Estoy feliz, tanto que saco unas foticas, "quizás sea esta la vez y quiero recordarlo". Esperamos unos minutos (alrededor de una media hora) y al poco viene la auxiliar a decirme que ya me puedo levantar, que si quiero puedo pasar primero al baño a vaciar la vejiga "si por favor". Al salir  ella me explica todo los tramites que nos quedan pendientes "firma esto, déjame la tarjeta porfi, tu marido tiene que venir por aquí a firmar tb cuando pueda" y termina con un  "hoy no hagas nada, tu al sillón y que te mimen, en 15 días no vemos". Salgo de la consulta muy incómoda, entre la manipulación de hoy y los rastros de la punción de hace unos días, me siento hinchada, con un poco dolor en los flancos y con ganas de nada más que de llegar a casa y tumbarme, lo consigo en media hora, "Go embriones go, vamos ustedes pueden" les digo ya tumbada en el sillón, mientras me acaricio la tripa... y así comienza una larga betaespera tan larga como las demás.







La transferencia embrionaria Parte II

 Sucedió un 10 de Febrero

En fin que entramos en la clínica y ahí estaban, doctora, auxiliar y bióloga esperándome. Como he dicho era un sábado así que no había nadie más, es curioso, porque quizás ellas habrán pensado, "Que faena estar de guardia un sábado" (no lo sé igual no), pero yo me sentí muy especial de que  todo esa gente estuviera allí un sábado solo por mí y por mis embrioncitos. entré y detrás de mí mi madre.
En el  mostrador, pararon la conversación que estaban teniendo y nos miraron mientras entrabamos y cerrábamos la puerta. miré a la auxiliar como preguntándole si me sentaba en la salita de espera, a lo que ella me hizo una seña para indicarme que  pasara directamente a la consulta, antes de mí entró la bióloga nos saludó muy amablemente y nos dijo que nos sentáramos. Luego de esto vino un periodo que yo diría que fue  de entre 15 y 30 minutos,  en el que la bióloga nos explicó todo acerca del proceso desde la obtención de los ovocitos días antes hasta el momento actual, que era la consecución de tres pre-embiones en diferentes estadios. he decir que a lo largo de estos años en infertilidad me he encontrado con todo tipo de gente: gente amable, gente borde, gente indiferente, gente dulce, gente compasiva, gente esperanzada... vamos de todo. Pero creo que hasta la fecha nunca había visto la pasión y el entusiasmo que la bióloga le ponía al  hablar de los embriones, por primera vez en mucho tiempo, o creo que debería decir por primera vez en general, hablaba de ellos como lo que son, vida. Esto es algo muy especial, el primer palo te lo llevas cuando haces el primer tratamiento y después de la transferencia te dicen que en 15 días sabrás si estás embarazada o no What?? aprendes rápido que transferencia embrionaria no es igual a embarazo y que beta negativa no significa para nada aborto, es tanta la distancia que ponen entre un término y otro que, hasta no te resulta extraño oír eso de "un embrión es vida pero.... no son seres humanos..." y todas esas cosas que dicen. Si  hasta que el bebé no nace, para muchos  no cuenta, pues entonces ¿Cuanto van a contar unos embriones de 3 días y 8 células?, muy poco, para la mayoría de la gente muy poco o más bien nada, aunque para ti lo cuenten y signifiquen todo. Y para ella también, para la bióloga cuentan y mucho, a fín de cuentas es su mano la que los ha  ayudado a ser posibles, a ser reales, ella junta los gametos, y espera a ver si se ha obrado el milagro, o si la ciencia a funcionado. Fue muy agradable ver como hablaba de todo el proceso, con tanta paciencia tanta claridad y la vez tan técnica que me pareció que estaba con mi profesora Xioma en una de sus clases de "ciencias médicas". Y eso que yo ya la había abordado dos días antes cuando me había llamado para indicarme el día de la transferencia, con un sinfín de preguntas ¿Cuantos hay? ¿Cómo son? ¿Cuantas células tienes? ¿Cuantos me vais a poner? ; ) ... se armó de paciencia y dijo "vale te lo explico ahora aunque el sábado te lo tenga que explicar otra vez, no impota".
Y allí estaba ella,  maravillándome con la ciencia, con la vida de esos dos embriocintos, corta pero prometedora. No pude evitar esbozar una leve sonrisa cuando nos comunicó que éran de clasificación A, por que nunca, y digo jamas, habíamos tenido esa clasificación, entre nuestros embriones. "Ni todos los A implantan, ni todos los D dejan de implantar, algunos si lo hacen, ,los únicos que no transferimos son los embriones clasificación E por que estos, si que sabemos que no van a implantar.." (al final nuestros A tampoco implantaron, aunque esa es otra historia ) cuando terminó de hablar, nos  preguntó si teníamos alguna duda, yo le pregunté si había fragmentación, a lo que me respondió que no, solo la propia y normal de la misma división celular. Y cuando terminó de hablar giró el ordenador y nos enseño lo que la verdad ahora no recuerdo si era un vídeo (creo que sí) o una foto de los embriones, solo sé que me emocioné y volví a esbozar una leve sonrisa, (intentas no hacerte ilusiones, pero es imposible no hacértelas) ¿Cuantas personas se alegrarían al ver un vídeo de un par de células? yo lo hice, me quedé contemplándolo en silencio y creo que poco después pensé "si sale bien le pediré las fotos", y ya está, cuando terminó de hablar abrió la puerta  lateral que daba a la sala de ecografías, entraron la doctora y la auxiliar y se pusieron manos a la obra.
     

La transferencia embrionaria Parte I

Sucedió un 10 de Febrero 

Al final, no todos los recuerdos de un tto de fertilidad son malos, mentiría si afirmara esto.  Guardo un dulce recuerdo del día de la transferencia, quizás porque me colmó de esperanza, porque me colmó de esperanza y  porque cuando llegué a casa tenía la certeza de que por lo menos en ese momento, estaban ahí conmigo, y yo les decía, "vamos Go chicos¡¡, quédense conmigo"

Por la mañana estaba de los nervios, entre otros porque mi chico había empezado a trabajar en un nuevo trabajo hacía muy poco por lo que era imposible que pudiera escaparse para estar conmigo en un momento tan especial, al él también le dolió mucho perdérselo, pero que le vamos a hacer. A poco más de dos horas de la mi cita con en la clínica, todavía no había decidido si ir sola o acompañada, las únicas personas cercanas que hasta ese momento  sabían que esta haciendo un nuevo tratamiento, eran mi chico claro, y mi madre.Yo dudaba si decirle a mi madre que me acompañara, pues tenía una forma muy intensa de vivir el tto, dándolo todo por hecho a la primera, como si a 2010 nos trasladases y fuésemos novatos en esto. Ella quizás lo sea, pero yo no, y trato aunque no siempre lo consiga, de poner los pies en el suelo y saber que no es una victoria segura (como por cierto al final no lo fue). Así que aunque ella ya se había anticipado a decirme que me iba a acompañar, no le dije nada hasta ultima hora, pensando en ir solo, o con una amiga muy cercana y bastante empática en cuanto a este tema, aunque esto supondría tener que contárselo todo, lo que no esta en mis planes, la experiencia nos ha enseñado que el tema de los tto es mejor llevarlo en secreto. Finalmente a poco más de una hora me decidí, llamé a mi madre y le dije "La transferencia es hoy  a las 11 pero si no puedes venir no pasa nada", a lo que ella respondió "si voy, voy saliendo ya". Quedamos en vernos cerca de la clínica. Recuerdo que a la hora de prepararme me dio un ataque de histeria y puse el vestidor patas arriba en busca de un pendiente que se me había caído detrás de un mueble y que yo estaba empecinada en que quería ponerme, ese y no otro, aunque los tengo muy parecidos, y hasta que no lo encontré no paré. Pendientes por el suelo, muebles movidos, todo hecho un desastre en un segundín, y yo con los dos pendientes ya puestos, pensando que me había vuelto loca  por una soberana tontería. Lo achaqué a los nervios por la inminente transferencia (aunque quizás fueran los hormonas residuales del tto para la punción, o la progesterona que había comenzado a tomar, varios días antes). En fin, fuera lo que fuera, el hecho de haber paralizado el mundo por una búsqueda de accesorios, me dejó sin tiempo para ir a la clínica dando un paseo relajado desde mi casa como había planeado. Para poder llevarlo acabo, debía salir mínimo con unos 50 minutos de antelación. Pero eran las 10:30  lo que me dejaba una escasa media hora para llegar a la clínica, mi primera opción fue pensar "pues habrá que echar mano del transporte público", pero como era sábado esperar por la guagua cuando hay prisa es también una opción alocada, el taxi ni me planteé (más tacañismo que nada, la verdad porque podía haber cogido uno) por lo que no me quedaba más que caminar muy deprisa, correr, o volar, opté por la primera opción, y llegué a la clínica sudando como si hubiese corrido la carrera San silvestre, para mí que olía hasta a sudor, aunque mi madre dijo que no, y que era una exagerada ; ) ...


3 de marzo de 2018

Beta (Neg-)

Una vez más no pudo ser.
Dos embriones clasificación A en los que pusimos todas nuestras esperanzas. Pero no quiso Dios, el destino, o la vida, que se quedaran conmigo. Y de nuevo tuve que pasar o mejor dicho, estoy pasando, por lo desbastador del negativo. Luego de esperas, visitas médicas, miedos y más miedo, por fin llegó la dichosa betaespera, como la odio y la odié y la odiaré, sin duda para mí es lo peor de cada tratamiento. No el miedo que paraliza y a menudo te impide levantarte de la cama; no las malditas inyecciones a cuál más dolorosas digan lo que digan los médicos (como se nota que ellos no se las ponen) duelen de todos modos, inyectando rápido o despacio, después de unos días, todo duele; no ir al quirófano, con el temor de saber que has firmado unos papeles que dicen que con la anestesia quizás no despiertes, o que con la punción te pueden rasgar un vaso importante; si no firmas no te la hacen, así que a firmar y a callar, vamos ánimo fuerza¡ que es todo por ellos... por tu futura familia. Nada de eso es tan terrible como la incertidumbre de no saber si se van a quedar contigo, si tu vida va a cambiar para ese bien que deseas, o seguirá siendo la misma, no tan mala a pesar de todo, pero si con ese lastre de la infertilidad que a menudo no te permite dar siquiera un paso, que te ahoga que te debilita, que te limita tanto...que hasta deseas no seguir.

Por la mañana test de embarazo blanco nuclear (como los odio ya también, ¿Existirán de verdad las dos rayitas?), y por la tarde la llamada de confirmación de la clínica, beta negativa, no hay embarazo...


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